Datación geográfica a partir de los dientes
¿Pueden los dientes señalar el lugar donde alguien ha vivido?
La respuesta es sí. Arquéologos de la sociedad Historic England han determinado el origen de unos restos humanos a través de pruebas con isótopos de estroncio.
El estroncio entra en nuestro organismo a través de la cadena alimenticia lo que proporciona una indicador muy próximo del lugar del que proviene lo que comemos o bebemos. De este modo, el estroncio viene a ser una suerte de localizador geológico muy preciso. En el caso de los dientes, nos dirá el lugar donde vivimos en nuestra infancia puesto que el esmalte dental se forma durante los primeros años y ya no cambia. En el caso de uñas o pelo, los indicadores aún pueden ir más allá y determinar, por ejemplo, dónde hemos vivido a lo largo de nuestra vida, señalando un mapa geográfico de nuestros movimientos o migraciones.
En el caso que nos ocupa, Simon Mays, biólogo experto en restos humanos, ha echado mano del estroncio para confirmar que los restos encontrados en las excavaciones llevadas a cabo en un pueblo medieval del norte de Inglaterra, abandonado desde el siglo XVI, pertenecen a personas originarias del mismo: de este modo han descartado que los enterramientos rituales, consistentes en el desmembramiento del cuerpo y su posterior incineración, se practicaran con extranjeros. Por el contrario, todo parece indicar que los propios locales trataban así a sus muertos para evitar que volvieran a levantarse y a salir de sus tumbas.
Según han desvelado “»los isótopos de estroncio reflejan la geología del lugar en el que una persona vivió cuando se formaron sus dientes en la niñez, lo que ha permitido determinar que crecieron en la misma zona en que fueron enterrados». Todo para descartar el origen foráneo de unos restos que fueron enterrados en Yorkshire entre los siglos XI y XIV, siguiendo un ritual… contra los zombies.
Uno de esos casos donde historia, ciencia y leyenda se dan la mano.
Fuente: El País, Ciencia Hoy.