El estado de nuestra boca y de nuestra salud general depende mucho de los hábitos de higiene oral adquiridos a lo largo de nuestra vida. Una boca sana es garantía de una gran calidad de vida en la edad adulta. Pero para ello es preciso trabajar las rutinas y cuidados de nuestros dientes desde que somos bien pequeños. En este post queremos ver qué podemos hacer con la higiene oral de nuestros hijos desde el embarazo hasta que cumplen los dos años.
¿Qué pautas deberíamos seguir para fomentar una correcta salud oral en los niños?
- Acudir al dentista durante el embarazo. El cuidado de la salud dental de los niños debe comenzar ya durante el embarazo. Los dientes comienzan a formarse durante el segundo trimestre por lo que, por un lado, la adecuada higiene oral de la madre y unas pautas de alimentación correctas son fundamentales para un buen desarrollo de los dientes. Y es que el niño, cuando nace, ya tiene sus piezas dentales formadas aunque permanecerán bajo las encías durante sus primeros meses de vida.
- Antes de la salida de los primeros dientes es conveniente limpiar las encías de los bebés con una gasa esterilizada humedecida con agua: se trata de eliminar los restos de leche que hayan podido adherirse. El baño diario del bebé es un buen momento para empezar a poner en práctica su higiene oral.
- Cuando el niño ya presenta sus primeros dientes, su cuidado debe ser ya obligatorio. Debemos asumir la rutina diaria de la limpieza y ayudarnos tanto de la gasa, cuando los dientes aún son incipientes, como de cepillos especialmente diseñados para bebés cuando los dientes ya tienen más presencia. Existen también dedales de silicona con los que limpiar dientes y lengua.

- A partir del año ya podemos usar cepillos de dientes adecuados a su boca. Eso sí, lo más adecuado es cepillarlos sólo con agua y no usar crema dental y mucho menos si es fluorada. En cualquier caso, es hora de consultar a tu dentista.
- Visitar al dentista durante el primer año de vida del bebé. Él te indicará la cantidad de flúor necesaria para mantener sus dientes sanos y cómo aplicarla: quizás sea suficiente con el agua fluorada del grifo o requiera de la aplicación de un barniz de flúor. Todo dependerá de la propensión del niño a la caries.
- Evitar dormir al niño o dejarlo al “cuidado” de un biberón: el contacto continuado de la leche con sus dientes puede provocar la aparición de caries.
- A partir de los dos años ya podremos usar, bajo supervisión del dentista, un dentrífico adecuado a su edad.
- Es el momento de empezar a “jugar a cepillarse los dientes”. El niño de dos años es incapaz de enjuagarse, escupir o limpiarse correctamente y aunque quiere ser independiente, debemos ayudarle para que la limpieza sea eficaz. Algo que puede resultar de ayuda es usar dos cepillos: uno para que pueda usarlo él y otro que usamos para “repasar” la zona donde él mismo se ha limpiado. También podemos dejar que sea el niño quien “termine” el cepillado después de haberlo hecho nosotros.

- Cuidar de lo que come. Se trata de mantener una alimentación sana y baja en azúcar: todos los alimentos llevan azúcar por lo que cualquier aporte innecesario puede repercutir en su salud oral. Azúcar y caries van íntimamente ligados. Por ello conviene dar al niño alimentos especialmente preparados, huir de las golosinas y las bebidas industriales y no “endulzar” el chupete con azúcar, miel o similares.
- A partir del año podemos empezar a enseñar al niño a beber de un vaso. De hecho, cuanto antes aprenda menos propenso será a sufrir caries porque el líquido tenderá a estar menos tiempo en contacto con los dientes que si bebe directamente de un biberón.
Los dientes de leche de un niño son muy importantes. Pensar en que tienen repuesto y restar importancia a la aparición de caries, es un error. Los niños, como los adultos, necesitan de todas sus piezas dentales para llevar una vida normal: los dientes son necesarios para comer y también para hablar: en sus primeros años de vida es indispensable la coordinación entre dientes, lengua y labios para aprender a hablar de un modo correcto. Tener unos dientes sanos hará de nuestro niño un niño más feliz.
La higiene oral desde la más tierna infancia debe servir por un lado, para cuidar y proteger los dientes de leche y, por otro lado, para crear hábitos que acompañen al niño para siempre.
Como siempre, en salud, lo primero es prevenir. Antes de tomar cualquier iniciativa consulta a tu dentista. El sabrá qué es lo mejor para que tu hijo mantenga una boca sana y saludable.

¿Sabías que hay aplicaciones de móvil pensadas para que los niños adquieran hábitos de limpieza a través del juego? En nuestro próximo post te decimos cuáles.