Oporto. Junio de 2009. Acaba de terminar la liga portuguesa. Cissocko, ex jugador del Valencia CF y que en ese momento milita en las filas del Oporto, espera impaciente la llamada de su representante: el Milán le ha hecho la oferta de su vida. Queda superar el trámite de las pruebas físicas que le han hecho días atrás. Ya tiene las maletas hechas: la temporada que viene correrá por la banda izquierda del estadio Gisueppe Meazza: un sueño hecho realidad. El teléfono suena. Es su representante. El jugador contesta, exultante. Sin embargo, al otro lado de la línea, el tono de voz delata que algo no va bien. La expresión de Cissocko se crispa, se torna rígida y severa, incrédula, aún cuando su representante le confirme por segunda vez que sí, que el Milán se ha echado atrás y que sueño se ha hecho pedazos. Al día siguiente la prensa deportiva recoge la noticia y las razones de la renuncia del club:
La Coruña. 19932. Bebeto no es el de siempre. El jugador no termina de encontrar su juego. Se queja de dolores constantes de cabeza que le impiden rendir al nivel acostumbrado. El médico del club consulta con especialistas. Trata de averiguar el origen de un problema que se obstina en permanecer oculto. Hasta que durante un partido, mientras el jugador calienta en la banda para entrar al campo, su entrenador se da cuenta de que aprieta las mandíbulas de un modo casi convulso. Le pregunta si está bien. Y lo está. No le pasa nada. Sólo está mascando chicle. Esa es la clave. El médico lo relaciona con el dolor de cabeza: lo provoca la tensión ejercida al masticar el chicle con demasiada fuerza. El jugador abandona esa mala costumbre, desaparecen los dolores y su juego mejora de modo inmediato. Al final de la temporada será Pichichi de primera división.
Suecia. Febrero de 2005. El inicio de la temporada no ha sido bueno. Mucho menos la pretemporada. María José se queja de que los dolores de espalda no le dejan esquiar bien. Su entrenador está desconcertado. También su médico. No entienden dónde esta el daño. El azar quiere que sea su dentista quien de con la clave: en una revisión ordinaria se da cuenta de que la esquiadora sufre problemas de oclusión que están incidiendo sobre su rendimiento deportivo. La solución: una férula. Aunque al principio María José tiene sus dudas, los dolores de espalda desaparecen y su rendimiento mejora notablemente. María José Rienda hace historia al ganar su primera prueba de la Copa del Mundo. Nadie ha llegado tan alto desde que lo hiciera Blanca Fernández Ochoa quince años atrás.
Barcelona. 2003. El Dr. Gay Escoda, médico del Barça, ha sometido a toda la plantilla a un estudio odontológico minucioso. Son demasiadas las dolencias que no tienen justificación clara. Después de estudiar los resultados puede avanzar ya las primeras conclusiones. Así lo recoge en su informe: “una buena higiene dental es decisiva en el deporte y una simple infección en la boca, que pasa al torrente sanguíneo, debilita seriamente los músculos del futbolista”. Expertos del Instituto de Investigación Médica de Bellvitge lo confirman: “el tiempo, esfuerzo y dinero invertido en el logro de este máximo nivel de rendimiento no se debe poner en riesgo con problemas de salud bucal”. La temporada 2004-2005, el Barcelona FC se proclama campeón de liga.
Aunque los hemos revestido de cierto halo de ficción, todos los expuestos son casos reales. Y sin embargo no han sido los primeros ni los únicos. Bastantes años atrás, un estudio de los servicios médicos del Comité Olímpico de Estados Unidos había advertido ya del hecho de que el 40% de los atletas americanos sufrían dolencias bucales: desde caries hasta enfermedades periodontales pasando por traumas que no habían recibido tratamiento. El Dr. Kenneth S. Clarke, Director de la División de Medicina del deporte del Comité Olímpico de EE. UU. Prescribió la presencia del odontólogo dentro del equipo de médicos americano debido a “lo significativo de los efectos de una pobre salud dental en los éxitos de un atleta».
Todos estos hechos no son aislados o anecdóticos: demuestran perfectamente el vínculo que existe entre la salud dental y el rendimiento deportivo.
Hoy, los entrenadores, cualquiera que sea la disciplina deportiva que practiquen, tienen cuidado de que sus pupilos y pupilas cuiden con mimo de su salud oral. Y es que saben que los malos resultados deportivos pueden tener su origen en problemas bucales sin detectar
¿Qué dolencias pueden afectar al rendimiento de un deportista? Te lo contamos en nuestro próximo post.