Una vez nos sometemos a un tratamiento de implantología, han pasado los primeras semanas y el implante dental forma parte ya de nuestra boca, tendremos que dedicarle los cuidados que merece, que son los que requieren nuestros dientes normales y un poquito más. Y es que hay que recordar que aunque el implante dental supla con éxito la pieza perdida y lleve a cabo todas sus funciones, es un objeto artificial que no dispone de las mismas características biológicas que nuestros dientes originales que, por ejemplo, se sirven del ligamento periodontal para proteger la raíz del diente tanto de los ataques de la placa como de la presión que hacemos al masticar. Además, la distancia entre implantes o entre implantes y piezas naturales es ligeramente superior a la que hay entre dientes originales por lo que hay que extremar la limpieza para evitar que queden restos que puedan provocar placa y posteriores dolencias en las encías. Recuerda que, como te comentamos en nuestro anterior post, la periimplantitis es la primera causa de pérdida de implantes y que comienza con infecciones en nuestras encías.
¿Cuáles son esos cuidados que debemos tener en cuenta?
Además de todas estas indicaciones, huelga decir que los implantes, como los dientes, no son indestructibles y que -como a estos últimos- no debemos someterlos a ningún riesgo ni a tareas para las que no han sido diseñados. Por ejemplo, cascar nueces u otras heroicidades más.
En cualquier caso, es importante recordar que el cuidado de nuestras encías es básico para evitar los perjuicios que nos puede ocasionar la placa bacteriana tanto en los dientes naturales como en los implantes.