La Unión Europea ha aprobado una ley que regula el uso del mercurio en odontología. En 2018 no podrá usarse como amalgama para empastes en embarazadas ni en menores de 15 años. La idea es la de acabar con esta práctica en 2030. Hoy queremos ver cuáles son los protocolos que se siguen para eliminarlo del modo más seguro posible.
Lo primero es señalar que la UE, sus estados miembro, se rigen por lo establecido en el Convenio de Minamata que aborda todo lo relativo al mercurio desde su extracción hasta su eliminación. Con posterioridad se han ido añadiendo disposiciones adicionales para tratar de concretar más, sobre todo en campos donde había verdaderas lagunas legales: el uso del mercurio en amalgamas dentales es uno de ellos. Tanto es así que en la evaluación de impacto se vieron necesarias tomar medidas más concretas: no en vano según las cifras que maneja la unión, las amalgamas tienen un potencial de contaminación estimado en 75 tn de mercurio.
La norma por la que se rige la UE considera el mercurio proveniente de las clínicas dentales como residuos peligrosos que quedarían incluidos en la Directiva marco de Residuos.
Como complemento de la norma se dictan dos directrices: la restricción del uso de mercurio solo en amalgamas encapsuladas y el fomento del uso de mejores prácticas medioambientales den las clínicas dentales que vienen apoyadas, por su parte, por el Consejo Europeo de Dentistas.
En cuanto a la eliminación de residuos, la medida persigue reducir la exposición de dentistas y pacientes a las emisiones de mercurio y la reducir drásticamente la posibilidad de que el mercurio llegue a las redes de alcantarillado.
Con todo, más allá de las disposiciones legales, la mayoría de clínicas que reemplazan amalgamas dentales siguen el mismo protocolo para proteger a sus pacientes de los efectos que pudieran derivarse del mercurio. Se trata del IAOMT, el Protocolo de International Academy Of Oral Medicine and Toxicology pensado para evitar, entre otros facgtores, la inhalación de vapores de mercurio durante su retirada.
El objetivo de reducir la máximo la exposición al mercurio pasa por:
Las medidas de protección afectan al personal que trata con mercurio de modo que se hace imprescindible llevar una mascarillas con filtro de mercurio.
Toda clínica que lleve a cabo este tipo de trabajos debería monitorizarse periódicamente para controlar que los niveles de mercurrio están dentro de lo permitido.
Además de todas las medidas físicas y mecánicas de protección frente al mercurio, la IAOMT mantiene unas recomendaciones alimenticias que ayudan a disminuir los posibles efectos adversos del mercurio incrementado la ingesta de alimentos que tengan mayores índices de selenio y vitaminas C y E así como leche, yogurt o cilantro.
En cuanto a los residuos, es conveniente ponerse en contacto con empresas especializadas en el tratamiento y retirada de mercurio en clínicas dentales.
Afortunadamente, en España, el uso de las amalgamas con mercurio es ya muy residual y la tecnología nos ofrece alternativas tan seguras y eficientes como los composites actuales.
Fuentes: Legislación UE / Mercuriados / IAOMT