La hipertensión es una de las dolencias más comunes. Datos de 2015, proporcionados por la OMS, estiman que uno de cada cinco adultos la padece y que es causa de la mitad de las muertes ocasionadas por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
¿Qué relación guardan hipertensión y odontología?
¿Qué consideraciones debe tener en cuenta un odontólogo con un paciente hipertenso?
¿Cómo puede ayudar a mejorar su calidad de vida?
Según recomienda el Dr. Arreaza, catedrático de Farmacología de la Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela, cada nueva visita, cada nuevo paciente, debería someterse a un examen de su presión sanguínea. Más aún si tenemos en cuenta que más del 30% de los pacientes hipertensos no saben que los son. O lo que es lo mismo, están sin diagnosticar. Además, en caso de que se trate de pacientes diagnosticados, sería necesario monitorizar su presión arterial en tratamientos de compromiso más elevado como la colocación de implantes o las cirugías.
¿Cómo debería actuarse ante un paciente hipertenso? Si se trata de un paciente no diagnosticado, lo más recomendable es no iniciar el tratamiento odontológico hasta tener un informe completo de su estado. Se debería remitir el paciente a su médico de cabecera para que sea éste quien lleve a cabo las pruebas clínicas pertinentes que permitan un diagnóstico. Lo ideal es comenzar el tratamiento odontológico una vez el paciente siga su propio tratamiento contra la hipertensión.
Por otro lado, conviene llevar una monitorización de los pacientes en sus sucesivas visitas. De este modo podrá descubrirse si el paciente es hipertenso de modo regular y contribuir a disminuir el número de pacientes no diagnosticados.
Y como el odontólogo es un profesional de salud sería, por tanto, deber del mismo, informar al paciente hipertenso de los riesgos y complicaciones que pueden derivarse de su estado.
A nivel práctico, hay que tener controlados aquellos aspectos que pueden alterar la presión sanguínea. En este sentido es básico el control óptimo del dolor: prevenirlo y minimizarlo ayuda a minimizar la presión.
Estrés y ansiedad son también factores que pueden aumentar la tensión. Se hace fundamental una relación de confianza entre paciente y odontólogo que pasa por informar de un modo sencillo y claro del proceso en el que va a consistir el tratamiento. En caso de pacientes con un elevado grado de ansiedad puede ser conveniente recurrir a la administración de ansiolíticos.
Con este tipo de pacientes evitar los tiempos largos de espera y las sesiones largas.
Ya hemos visto en otras ocasiones la relación que existe entre salud oral y corazón. Hay que tener en cuenta que los pacientes con periodontitis son de por sí más propensos a sufrir dolencias cardiovasculares. Si, además, el paciente es hipertenso habrá que poner especial cuidado en su tratamiento.
En definitiva, el odontólogo, como profesional de la salud, puede ayudar a reducir el elevado índice de mortalidad derivado de este tipo de dolencias.
Fuente: Manejo odontológico del paciente hipertenso , OMS